jueves, 31 de marzo de 2011

Ag-o Crocodile

No tengo la intención de hacer un análisis de la película. No. Lo único que me interesa es dotar de sentido tanto a su trama como a sus personajes.



Cocodrilo es un marginado, un desecho social rechazado por las masas. Es despreciable: pega y viola como se come y se caga. Es patético: humilla cuando puede, pero a menudo es humillado. Es un desecho social. Hijo de puta, no merece más respeto que la basura. Es imposible que no lo haga: despierta el asco, el odio y la sed de venganza... pero es solo la mierda del estereotipo, nuestra mierda, donde la cisterna es la silla eléctrica. Es un tópico, el típico hijo de puta rechazado por la misma sociedad que le dio la forma rechazada. Si Cocodrilo es como es no es porque ello le sea inmanente a su personalidad, a su identidad, sino porque el mundo le ha dado la espalda negándole cualquier posibilidad de afecto. Es el resultado del odio y la tristeza, de la carencia. Esa tristeza, sin embargo, es aquí reflejada de una manera que sobrepasa la línea hacia lo surrealista convirtiendo el guión en algo absurdo y contradictorio, estúpido. Pero todo es apariencia: la inconsistencia sólo existe si la cosa es vista desde el mundo real, es distinta, sin embargo, si se contempla desde dentro, desde el mundo reprimido de la conciencia del protagonista. En ella una actitud y escinificación estúpidas recobran un gran sentido.

Ese odio absoluto por todo se diluye en la medida en la que empieza a entablar relación con los otros tres personajes importantes de la historia: el viejo, el niño y la mujer (aquella a quien rescata del suicidio y ocasionalmente violada por él). Esos tres personajes, sin embargo, no terminan de rechazarle, al contrario, aunque reprochan sus acciones y tratan de detener sus impulsos, el odio no les consume, aun cuando no lo consigan. No es miedo, si quieren irse se van, pero se quedan, todos se quedan. Incluso se preocupan por él. Incluso ella. No escapan, permanecen quietos, esperando a que suceda un milagro. Y sucede algo quizás no tan milagroso: Cocodrilo se enamora de ella. Y aprenderá a respetarla. ¿Por qué? Por ese deseo escondido, negado, ese deseo del que se avergüenza profundamente. Desea ser normal, desea ser aquello mismo que le rechaza, aquello que no soporta, aquello a lo que patea, viola y destruye. Desea no ser rechazado. Necesita su respeto. Pero es incapaz de reconocerlo y, en consecuencia, es incapaz de ser completamente bueno (aunque su actitud cambie drásticamente). Es incapaz, por tanto, de ser feliz.

La única vía de escape es la expresión a través del sueño y la metáfora. El arte. A lo largo de la película se hunde ocasionalmente en el fondo del río. Bajo el agua, apoyado en la pared, sonríe feliz, en su mentira, en su consuelo. El fondo de un río contaminado, lleno de mierda, es el único lugar en el que se siente en casa, seguro, en el que se siente normal. Todo ello es sólo una exteriorización de su mente. Cogerá un banco decrépito que se convertirá en sofá, una tabla de madera que tomará la forma de estufa, un retrato robot que pretenderá ser una pintura. Recreará, con todo, ese contexto cotidiano en el que todos nos movemos. Esa escena, ese cuadro marino, es el reflejo de sus deseos, la representación de lo que no tiene, de lo que se le ha negado. Una falta que sin embargo se niega a reconocer: “Tu no eres mi padre”, le dice al viejo. Es todo orgullo. Quiere algo, puede tenerlo, sólo ha de reconocer ese deseo. Pero se niega. Podría sonar absurdo. Y entonces, ¿cómo no explotar? ¿Cómo sacar esa rabia contenida sin que nadie pueda verlo, sin que nadie pueda reconocer en él la necesidad de suplir esa carencia que aparenta no tener? Porque él, parece, es fuerte, no necesita ese tipo de cosas que se le niegan, sólo se necesita a sí mismo, solo. Si el mundo imaginario es recreado en el fondo del río no es por hacer de esto algo meramente poético, sin más, sino porque es esta la única forma de expresarle sus propias emociones al mundo sin que el mundo pueda reconocerlas. Se adentra en el mundo escapando lejos de él.

La guinda es la mujer. Cuando junto a él se deshace del pasado que la atormenta decide suicidarse otra vez, pero en esta ocasión, lejos de ser rescatada por Cocodrilo, termina formando parte del cuadro. Podría parecer, como ya se ha dicho, surrealista, inconsistente, ya que pudiendo salvarla, a la mujer a la que aparentemente ama, la deja morir, sin más. Pero ese rasgo contradictorio no lo es desde el punto de vista del sueño y la metáfora. Si los elementos del hogar como el sillón, el cuadro y la estufa representan el contexto dehogar normal, ella representa el afecto. Ella sólo formará parte del cuadro una vez al final se deja follar de forma consentida por el protagonista. El afecto se torna realidad. Es el último elemento de la obra de arte, de un deseo perfecto. Un deseo que, para finalizar, necesita de la vida del creador para consumirse, para hacerse realidad: Cocodrilo muere esposado a su lado, ahogado, pero al hacerlo termina su sueño, se siente normal.

sábado, 26 de marzo de 2011

Recuerda esto y no lo olvides nunca: el lastre del sueño es el sueño mismo. Cuanto más sueñes más lejos estarás de lo soñado. No te pases con el dormitar o acabarás dormido - dijo la conciencia.

viernes, 18 de marzo de 2011

Es inevitable no adorar a un Dios. Él no ha muerto, nunca lo hizo, se adaptó a las circunstancias tomando la forma de ideología. Pero seguid, continuad con todas esas críticas a la religión y a un tal Dios: son absurdas, no resuelven nada y no dejan sino de manifiesto el mismo borreguismo que tratan de señalar.

martes, 8 de marzo de 2011

domingo, 6 de marzo de 2011

Solidaridad

Estos buenos hombres (y mujer) son ese tipo de personas admirables que no pegan ojo por las noches, ese tipo de personas incapaces de soportar el sufrimiento del mundo, ese tipo de personas que te hacen sentir mal contigo mismo. Te entran ganas de matar y cosas por el estilo. Te hacen sentir culpable. Te hacen expresar tu rabia en el cine, en la literatura o en la poesía. Y cuando lo haces eres un perturbado, violento y depravado, vicioso... a la cárcel, eso no es arte. Estos buenos hombres (y mujer) son ese tipo de personas admirables que no pegan ojo por las noches, ese tipo de personas incapaces de soportar el sufrimiento del mundo, ese tipo de personas que te hacen sentir mal contigo mismo. Te entran ganas de matar y cosas por el estilo. Te hacen sentir culpable. Te hacen expresar tu rabia en el cine, en la literatura o en la poesía. Y cuando lo haces eres un perturbado, violento y depravado, vicioso... a la cárcel, eso no es arte. Estos buenos hombres (y mujer) son ese tipo de personas admirables que no pegan ojo por las noches, ese tipo de personas incapaces de soportar el sufrimiento del mundo, ese tipo de personas que te hacen sentir mal contigo mismo. Te entran ganas de matar y cosas por el estilo. Te hacen sentir culpable. Te hacen expresar tu rabia en el cine, en la literatura o en la poesía. Y cuando lo haces eres un perturbado, violento y depravado, vicioso... a la cárcel, eso no es arte... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ... ...



¿Qué es el arte? Una vez me corrí sobre un folio. Por ejemplo. Snobs pedantes de mierda.

viernes, 4 de marzo de 2011

Fenómenos

Hoy es un día triste, Andy y Lucas se disuelven:

"la crisis ha hecho limpieza porque había mucha porquería, cualquiera sacaba un disco y ahora el que lo saca es que vale o tiene talento y eso es lo bueno, si bien lo malo es que cuesta ir de gira o sacar un nuevo trabajo".