jueves, 30 de diciembre de 2010

Internautas y Alex de la Iglesia

[...] Julio Alonso, fundador de Weblogs, SL, salió más contento de lo que entró. "El hecho de sentarnos es ya algo muy positivo. El espíritu de la reunión ha estado centrado en entender al contrario.

Nosotros hemos explicado las dificultades y problemas que creemos que tiene la ley Sinde. Uno de los puntos fuertes ha sido el del cambio en el modelo de negocio y cómo puede la industria tener éxito en Internet. Hay que buscar fórmulas para que la industria haga negocio pero que también los usuarios tengan acceso a contenidos que les satisfagan desde el punto de vista económico".

Artículo completo en El País

Obvio. Y bueno, a ver hasta qué punto entran en razón. En mi opinión hay un atmósfera bastante densa de ignorancia en la mente de muchos autores: no saben de lo que hablan cuando apoyan ese intento de iniciativas que tratan de colarnos desde más arriba porque, entre otros, no están nada familiarizados con estos temas.

lunes, 27 de diciembre de 2010

domingo, 26 de diciembre de 2010

Alienación cultural

Hará unos meses Orange decidió, misteriosamente, que aquí en casa ya no merecíamos tener ni conexión a Internet ni teléfono, ¿las razones? Una de tantas cosas surrealistas, una de esas explicaciones que a primera vista parecen no tener sentido pero que yo, tan abierto, supongo que lo tendrán. Las consecuencias que ese hecho desencadenaron en mi vida cotidiana me parecen demasiado interesantes como para ocultárselas al único gilipollas que va a leerme (ya sabes que me refiero a ti, gafapasta pseudointelectualoide de mierda de trivialidades inconexas). Dos meses sin conexión. Por primera vez desde hacía nueve años estaba determinado a tragarme lo que la jodida televisión quería que me tragase. No soporto comer sin hacer nada, siempre tengo alguna serie esperándome en el portátil a ser descubierta pero, ¿y en ese entonces? No tenía nada, absolutamente nada. Podía bajarme los pantalones y tragarme toda la mierda que cagase el televisor, o podía desempolvar Seinfeld y verlo, otra vez, después de algunos meses finalizada, otra vez. Pero esa serie lo merece, qué cojones.

Siempre he sido un tipo muy ingenuo. La verdad es que con ello se dieron muchas otras coincidencias: Un Mundo Feliz, La Isla, 1984, Wikileaks y una asignatura de la carrera, Problemas de la Metafísica, cuyo contenido se centra exclusivamente en el problema de la mentira (entre otras, en la mentira política). Fue en este momento cuando reflexioné sobre algunas cosas, entre otras, sobre el control que pueden ejercer los medios de comunicación sobre nosotros, sobre las personas, y la manera en la que fácilmente se pueden manipular y moldear las opiniones, la forma de vida, la sociedad. Nos hacen tragar lo que les conviene que nos traguemos, ya sea en forma de noticiario o de series basura tipo Los Hombres de Paco, Aquí no hay quien Viva o la más mediocre y reciente Física o Química, muy acostumbradas a transmitir valores basura y a distraer de los problemas reales. Aunque esto requiere de un análisis más detallado, a fin de cuentas si las producen es porque ellos piensan que nos van a gustar, y quizás sería muy exagerado pensar que todo es consecuencia de un plan maquiavélico labrado por el eje del mal. Pero también nos gustan muchas otras cosas, cosas yankis que distan mucho de la mediocre calidad del producto medio español, y sin embargo no hacen nada parecido, y cuando lo intenta, entonces la cagan mucho, porque no saben, y porque, además, el español medio es gilipollas.

Todo eso es a día de hoy puesto en entredicho. Es cierto, desde hace ya milenios que el control mental del otro ha sido cosas fácil, sencilla y poco problemática, pero hoy las cosas empiezan a ser diferentes: las vías de información ya no son una, son ilimitadas. Tal y como están las cosas no es fácil monopolizar los medios, son demasiados: siempre habrá algún gilipollas dispuesto a llevar la contraria, dispuesto a luchar por su verdad, por sus propias convicciones, dispuesto a todo por tocarle los cojones al órgano “malévolo” que reprime y resiente su identidad. No es fácil comprar una convicción, y aunque se puedan en algunas ocasiones corromper, alienando, nunca todas. Más aún si se da un estado de multiculturalismo extremo en el que unos países no tienen poder sobre el contenido que ofrecen los demás. Toca joderse :(.

Esto es algo que la SGAE y derivados no suelen tener muy en cuenta a la hora de defender la cultura con el saqueo. No es que no haga falta una ley que defienda la integridad de la misma, es que las cosas que proponen son contrarias a la realidad, y parecen, por lo general, demasiado sumidas en la ignorancia. Alejandro Sanz, Miguel Bosé... dos gilipollas que viven de su trabajo y su suerte, dos gilipollas que opinan sin más criterio que su propio interés personal. No merecen mi respeto, sólo cierto sentimiento de compasión, y de admiración, porque no es fácil que siendo tan retrasados mentales hayan podido subir tan altos peldaños en la pirámide social (o quizás es que ya estaban en lo más alto). No se dan cuenta de que son productos del sistema, no se dan cuenta de que fueron especialmente diseñados para vaciar los bolsillos del personal con sus “bellas” sintonías en beneficio de otros mucho más inteligentes. Pero que no se engañen, Sanz y Bosé no son diferentes a una escoba, son sólo objetos destinados a servir a un fin mayor: una vez gastados toca sacar la basura, nadie les recuerda. Nadie. No es nada misterioso decir que a este mundo lo mueve el dinero, lo misterioso es que algunas personas piensen que un mundo fundamentado en el egoísmo más absoluto funcione bien (¿?). Pero ese es otro tema, ¿no?.

La ley Sinde, como esas otras mierdas ya impuestas en lugares tales como Francia y Alemania (mucho peores, de hecho), reprimen lo que soy. Ese tipo de normativas que de alguna forma u otra dificultan el acceso ilimitado a la cultura dejan en entredicho el libre desarrollo personal de todos y cada uno de sus ciudadanos, y atentar contra eso es atentar contra la libertad, es abogar por la necesidad del control de unos sobre otros, de los que tienen el poder sobre los que no lo tienen; un poder que, además, utilizan para conservar ese mismo poder durante todo el tiempo que sea posible (círculo, círculo, círculo). Nos someten, en cierto sentido, a un tipo de dictadura cultural que a la larga nos deja a todos planos, iguales y unicolores, sin sentido. El resultado es un mundo demasiado aburrido, pero un mundo, a fin de cuentas, controlado (y de eso pueden sacar tajada aquellos que controlen las discográficas o productoras). Maquiavelo se frotaría las manos si no fuese porque después de “El Príncipe” escribiese “Los Discursos”. Con ese tipo de normativas, que tratan de preservar la cultura haciéndonos pagar por ella, se limita a las clases menos adineradas a una serie de contenidos que podrían en muchas ocasiones cambiar sus vidas, que podrían permitir, poco a poco, desarrollar su propia personalidad junto a otros factores. Nos privan de emociones, de sensaciones que difícilmente vamos a poder experimentar en la vida cotidiana, nos privan, por tanto, de una parte importante de lo que significa vivir la vida. Nos arrancan el sentido de vivir porque limitan nuestro jodido dasein, la posibilidad de ser lo que sea. Y esto es un problema. Que me llamen moralista si quieren, pero no es justo que sólo los más adinerados tengan los recursos necesarios para consumir toda la cultura que les salga de los cojones. Yo no es que también quiera hacerlo, es que NECESITO consumirla, ella forma parte de mi vida, una parte importantísima. Si me quitas la música, entonces mátame. Si limitas mi conciencia a todo lo que tu quieres que entre en ella, entonces destrúyeme. Porque es lo mismo. Dicen que una vez pruebas el coño es difícil conformarse con la paja. Dejando de lado lo “inmoral” que pueda ser manipular a quien sea desde su nacimiento, una vez al niño le das a conocer el sabor del caramelo será difícil quitarle de la mente esa sensación. El mundo ya ha experimentado la libertad de Internet, el mundo ya ha experimentado el consumismo extremo de cultura: aquella libertad de ver lo que uno quiere cuando se quiera, aquella libertad que nos permite liberarnos del control de los medios: de revistas, radios y televisores. Aquella libertad que nos permite confeccionarnos nuestra propia forma de vida, nuestro propio horario. Ya es demasiado tarde, ya no es posible quitarnos esa idea de la cabeza porque ya la hemos saboreado. Y bueno, me parece bastante irónico que un canal creado por la máxima potencia mundial en manipulación implique a su vez la liberación a la larga de esa mentira tan bien labrada (véase wikileaks y la forma con la que los poderosos han intentado atentar contra ella, un fracaso). Internet nos ofrece condicionamientos externos por todas partes, ya no es tan sencillo manipular puesto que todos tratamos de manipularnos a todos en todo momento. Ya no está tan claro qué opinión es la predominante, y a medida que pase el tiempo, si este medio continua vivo, lo estará cada vez menos.

Las discográficas tienen los días contados. Es posible que todos sus empleados se queden sin trabajo, pero yo, lo siento, no voy a llorar por ello. Que se busquen otro, pueden hacerlo. El mundo cambia y con ello lo hacen las personas y sus vidas. Son las consecuencias del “progreso”, y yo, lo siento, pero no es la economía la que debe adaptarse a ellos, sino ésta la que debe adaptarse a los consumidores, y los consumidores ya no estamos dispuestos a pagar tanto por tantas cosas, no estamos dispuestos a sufrir de nuevo las limitaciones del pasado. Y eso muchos lo saben, y lo aprovecharán. Es posible que en uno o dos años el usuario sea perseguido por descargarse material de una página web, es posible que nos controlen, que cierren páginas webs y que nos impidan el acceso a otras tantas. Es, sin duda, posible. Pero eso no frenará el “progreso”. Hay personas, mucho más inteligentes que los que más mandan, personas que utilizarán su afán por el dinero para sacar tajada de la necesidad que impera en los millones de consumidores por seguir consumiendo cultura. Crearán webs legales (con la normativa vigente en ese entonces) especializadas en descargas que permitan visualizar lo que sea y cuando sea o bien gratis (mantenidos por publicidad) o bien por precios irrisorios (los costes de producción son ahora CERO). Y ese se convertirá, entonces, en el nuevo enemigo del formato físico, por un lado, y de las relaciones de poder predominantes, por el otro. Todo será un vuelta a empezar; las discográficas, de nuevo, verán peligrar su estatus. Y si son inteligentes serán ellas las que financien ese tipo de proyectos, si no... entonces su futuro no es diferente al de un videoclub Rados. No me dan pena.

Es una “verdad”que hoy un grupo gana mucho más con sus conciertos y venta de material que con los discos vendidos. Lo único que consiguen las descargas “ilegales” es darles publicidad y motivar a la gente, precisamente, a que asistan a ese tipo de acontecimientos. El resultado es dinero, es desarrollo económico. El “problema” es que posiblemente dejen de existir con tanta asiduidad Cristinas Aguileras, Madonas y Alejandros Sanzes, no ya dependiendo de un productor que les enjabone el culo y les resuelva el trabajo, sino de ellos mismos, ganando, en consecuencia, mucho menos dinero (pobrecitos). No me dan pena, que se jodan. Ellos no son cultura, son ocio. Que se jodan o que, al menos, nos enseñen las tetas (llevo nueve años esperando a que Christina Aguilera haga un desnudo integral, pero nada).

Lo verdaderamente preocupante es el cine, y quizás en un futuro la literatura. Y sobre eso, pienso, si que hay que tomar ciertas medidas para proteger al autor. Pero esas medidas no pueden simplemente reprimir al usuario, esas medidas deben ofrecer contenidos a bajo coste o incluso a coste cero, porque es posible sacar beneficio de ello, y no poco. Sólo hay que hacer las cosas bien. Pero por lo visto en España existen cierta tendencia a rechazar ese tipo de propuestas. Luego que no se quejen de las descargas. Que tampoco se quejen de que la gente ya no va tanto al cine a ver la mierda cagada por algún español, porque la mierda es mierda y como tal la gente tiende a alejarse de ella: huele mal, apesta. No es que pirateemos demasiado, es que las cosas que hacen no merecen la pena, de hecho, y de lejos, suelen constituir los contenidos menos frecuentados en cualquier web de enlaces.

Y hay muchas más cosas que resaltar, pero no me extenderé más, no me apetece. Está, por ejemplo, la dificultad que entraña encontrar algunos contenidos en medios especializados, razón por la cual muchos usuarios pueden verse forzados a la descarga LEGAL de archivos. También está la cuestión de descargar aquellas cosas que disten a años luz de salir en España y que suele ser el caso, por ejemplo, del anime y del manga. De cosas que no están comercializadas aquí ni pretenden estarlo a corto plazo o nunca.

viernes, 24 de diciembre de 2010

domingo, 12 de diciembre de 2010

sábado, 11 de diciembre de 2010

Doraemon parodión

Sé que tiene su tiempo, pero no deja de merecerme la pena.



Soy fan absoluto de Doraemon. Parodión.

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martes, 7 de diciembre de 2010

Crack Nielsen

"Siete y media de la tarde, hora de Madrid. La gran filtración inunda la Red: la diplomacia americana queda al desnudo. Sus planes, sus secretos y sus obsesiones, a la vista de todo el mundo. El Cablegate devuelve más de 11,4 millones de resultados en Google y se convierte rápidamente en uno de los temas del momento en la red social Twitter. Wikileaks se convierte en la segunda búsqueda más solicitada en Google en todo el mundo, solo superada, cosas de la Red, por el actor Leslie Nielsen, fallecido ese mismo día. En España, la palabra se convierte en la que más crecimiento experimenta." Fuente


Dando la nota, para variar. Ni muerto. Mi primer amor, por cierto.

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lunes, 6 de diciembre de 2010

viernes, 3 de diciembre de 2010